septiembre 27, 2023

Esto que fuimos y que fue fundamental.

Los mundos —dos galaxias completas— se afianzaban del átomo que nos unió.

Ese que por su brevedad podría parecer sin importancia…

Tan secreto, tan fugaz.


Eso que fuimos, que no seremos más.

Y la tristeza que se apodera de mis horas, no ceja. No para. No se va.

En semejanza a una lluvia de monzón, me azota con una intensidad si bien taimada, también omnipresente, que nunca se detiene.

Me moja el alma, los rasgos, la nuca, el pecho, las ideas… siempre con una inusitada, silenciosa violencia que no parece amainar.


Me haces la misma falta que a un árbol debe de hacerle la ausencia de sus raíces;

me carcomes el alma, en este no estar que tanto se extiende a lo largo de 86 kilómetros de ida y de vuelta, cada vez, cada día, cada hora de no estar.


Prometí no buscarte, pidiéndote perdón por mi atrevimiento, aquella última vez.

Pero de nuevo, no soy fuerte, no soy tú… no puedo.


Lanzaré este escrito como la botella que contiene un mensaje tirado al mar, en la esperanza de que leerme sea un bálsamo que le dé sentido a este sufrir, a este sobrevivir que va de no tenerte, que significa permanecer sin ti.


De nuevo, ojalá tuviera tu fuerza para saber cómo tenerte sin que seas mía. Ojalá supiera cómo hacer para no esperar más de ti.

Ojalá lo minúsculo que soy fuera menos; ojalá supiera hacer en todo este trance…

Pero no sé.


No sé.


Solo sé de esto que fuimos, que fue fundamental.

Del vació que me dejaste dentro…

De esto con lo que no puedo más.

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